BBVA y Sabadell: la fusión condicionada por el Gobierno

El Ejecutivo impone mantener ambas entidades separadas durante al menos tres años, limitando las sinergias
Sede del BBVA en Madrid, protagonista de la OPA al Sabadell Sede del BBVA en Madrid, protagonista de la OPA al Sabadell

Un acuerdo con condiciones estrictas para proteger empleo y clientes

El Gobierno de España ha dado luz verde a la OPA hostil del BBVA sobre Banco Sabadell, pero con condiciones que podrían alterar radicalmente los planes de la entidad vasca. Según la autorización, el BBVA deberá mantener ambas entidades como bancos independientes durante un mínimo de tres años, con posibilidad de prórroga a cinco, protegiendo empleos, oficinas y el crédito a pymes. Estas restricciones limitarían los ahorros previstos de 850 millones de euros y podrían llevar al BBVA a replantearse la operación.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, justificó la decisión en el «interés general», más allá de los criterios de competencia. «El objetivo es preservar el empleo y los derechos de los clientes en un sector clave», afirmó. Sin embargo, el BBVA considera las condiciones excesivas y evalúa recurrir al Tribunal Supremo o incluso retirar la oferta.

El dilema estratégico del BBVA y los accionistas del Sabadell

Las restricciones impuestas por el Gobierno complican la ecuación financiera de la operación. El BBVA planeaba cerrar unas 300 oficinas y reducir 4.000 empleados, medidas ahora bloqueadas. Esto podría obligar a la entidad a mejorar su oferta, incluyendo un componente en efectivo, algo que hasta ahora había descartado.

Para los accionistas del Sabadell, la decisión final dependerá de si la oferta compensa estas limitaciones. Mientras, el BBVA enfrenta un desafío estratégico: ¿acepta las condiciones para consolidar su posición en el mercado español o busca alternativas en un contexto de creciente competencia bancaria europea?

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