El negacionismo como estrategia política
La ultraderecha europea ha convertido el Pacto Verde en su principal campo de batalla ideológico. Desde el rechazo a la declaración de emergencia climática hasta el bloqueo de leyes contra la deforestación, partidos como Vox, Hermanos de Italia y Alternativa por Alemania han logrado arrastrar al Partido Popular Europeo (PPE) hacia posiciones cada vez más escépticas. Según estudios recientes, dos de cada tres eurodiputados de extrema derecha votan sistemáticamente en contra de medidas climáticas clave.
Esta ofensiva no es casual. Grupos ultraderechistas vinculan las políticas ambientales con un supuesto «elitismo globalista», canalizando el malestar social hacia falsos enemigos. «Dirigen la ira de los agricultores no contra los tratados de libre comercio, sino contra las restricciones ecológicas», explica el análisis. El resultado es preocupante: en España, el escepticismo climático ha crecido 23,7 puntos entre jóvenes de 18 a 24 años, según el Observatorio de la Juventud.
Conexiones peligrosas: lobbies y desinformación
El negacionismo climático bebe de una red internacional financiada por la industria fósil. Think tanks conservadores y multimillonarios como los Koch Brothers han invertido millones en desacreditar la ciencia climática. En Brasil, el bolsonarismo usó este discurso para justificar la explotación de la Amazonía, mientras en Europa la retórica se adapta: ya no niegan el cambio climático, pero promueven su «postergación» en nombre de la economía.
John Cook, experto en desinformación climática, alerta: «Estos grupos atacan datos científicos, modelos climáticos e incluso a los investigadores». La estrategia cala: el 40% de los menores de 28 años en España cree que la crisis ecológica está exagerada, coincidiendo con el perfil electoral de Vox.
¿Hacia un punto de no retorno?
La Comisión Europea ya ha cedido ante la presión, retirando propuestas contra el greenwashing. Con mayoría derechista en el Parlamento, el Pacto Verde peligra. Mientras, la ultraderecha ofrece una quimera: «recuperar un pasado de abundancia» basado en energías sucias. Los expertos advierten que, sin alternativas creíbles al capitalismo extractivista, el negacionismo seguirá ganando terreno.