Una tregua comercial al borde del colapso
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Las dos mayores economías del mundo, Estados Unidos y China, se preparan para un nuevo enfrentamiento diplomático tras el recrudecimiento de las tensiones comerciales. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y el viceprimer ministro chino, He Lifeng, se reunirán la próxima semana en Malasia, en un intento por reactivar el diálogo y evitar una nueva guerra arancelaria.
El encuentro llega después de que Pekín restringiera las exportaciones de tierras raras y materiales críticos, insumos esenciales para la industria tecnológica y de defensa. La medida, vista por Washington como una represalia directa, ha generado preocupación en la Casa Blanca y amenaza con deshacer los frágiles acuerdos alcanzados en los últimos meses.
Fuentes diplomáticas señalan que la cita de Malasia será clave para determinar si los presidentes Donald Trump y Xi Jinping mantienen su cumbre bilateral prevista en Corea del Sur o si se retoma la escalada de aranceles que marcó los años anteriores.
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El conflicto por las tierras raras agita los mercados globales
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El detonante del nuevo choque fue la aprobación, el 9 de octubre, de un mecanismo de control de exportaciones por parte del Gobierno chino, que limita el envío de tierras raras, materiales esenciales en la fabricación de baterías, microchips y equipos militares.
Según Bessent, “esto es China contra el resto del mundo”. En declaraciones a Fox News, el secretario del Tesoro reconoció su desconcierto ante la decisión de Pekín y aseguró que la medida “no tiene justificación económica”.
Por su parte, el Ministerio de Comercio de China defendió su postura, argumentando que la respuesta es proporcional y necesaria frente a las últimas sanciones de Washington, que amplían las restricciones comerciales a más de 10.000 empresas chinas.
La tensión se intensificó tras la actualización de las normas de control de exportaciones estadounidenses del 29 de septiembre, que amplían las limitaciones a cualquier empresa con más del 50% de participación de una entidad sancionada. Para Pekín, esta medida representa una “línea roja” cruzada por Estados Unidos.
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Malasia, escenario de una negociación decisiva
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Tras mantener una videollamada preliminar, ambos responsables comerciales confirmaron la reunión presencial en Kuala Lumpur. “Hemos mantenido conversaciones francas y detalladas sobre el comercio entre Estados Unidos y China”, escribió Bessent en la red X, antes conocida como Twitter.
La agencia estatal Xinhua describió las conversaciones como “constructivas” y subrayó que ambas partes acordaron celebrar una nueva ronda de consultas económicas y comerciales lo antes posible.
Los analistas internacionales ven la reunión como una última oportunidad para estabilizar las relaciones bilaterales antes de que expire la tregua comercial el 10 de noviembre. Si el diálogo fracasa, podría desatarse una nueva ola de aranceles, afectando la inflación global, los mercados financieros y las cadenas de suministro internacionales.
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Dependencia mutua y desconfianza estructural
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Pese a la rivalidad, Estados Unidos y China dependen mutuamente en el ámbito tecnológico y productivo. China controla más del 70% de la producción mundial de tierras raras, lo que le otorga una posición estratégica en la economía global.
La Casa Blanca, presionada por las elecciones y por las demandas de la industria tecnológica, intenta equilibrar su discurso entre la firmeza política y la necesidad económica de cooperación.
De fracasar el encuentro en Malasia, los expertos anticipan una reanudación de la guerra comercial a gran escala, que podría replicar los efectos de 2018: inflación, caída bursátil y disrupciones masivas en la industria tecnológica mundial.
Para un análisis más detallado sobre el impacto global de las tierras raras, puede consultarse el informe sobre materias críticas en la industria tecnológica y el artículo de referencia sobre relaciones económicas entre Estados Unidos y Asia.