Turismo rural iraní, nuevo rostro del desarrollo sostenible
La inscripción de las aldeas Soheili, Kandolus y Shafiabad en la lista de la Organización Mundial del Turismo (ONU Turismo) representa mucho más que un honor simbólico para Irán. Este reconocimiento marca un paso estratégico hacia el desarrollo inteligente de destinos sostenibles y la revitalización de las identidades locales dentro del sistema turístico nacional.
Según Hani Rastegaran, asesora del Viceministerio de Patrimonio Cultural, Turismo y Artesanía, este logro confirma el enorme potencial del país en turismo comunitario y rural, capaz de convertirse en un motor clave de la economía nacional.
Cada una de estas aldeas refleja un aspecto singular de Irán: Soheili, junto a los manglares de Qeshm, fusiona cultura marítima y belleza natural; Kandolus, en Mazandarán, conserva la arquitectura tradicional del norte; y Shafiabad, al borde del desierto de Lut, simboliza la armonía entre el ser humano y el entorno árido.
Comunidades locales en el corazón del cambio
El reconocimiento internacional abre una oportunidad única para redefinir la política turística iraní. Estas aldeas, ahora destinos modelo, pueden inspirar la distribución equitativa de visitantes y el fortalecimiento de regiones menos conocidas.
En la actualidad, el turismo global se orienta hacia experiencias centradas en las personas y en la autenticidad. Los viajeros buscan sentir el pulso de la vida local, degustar la gastronomía tradicional y descubrir historias comunitarias. En este contexto, los pueblos iraníes ofrecen un valor diferencial: experiencias humanas, sostenibles y profundamente culturales.
Además, el Ministerio de Patrimonio Cultural, Turismo y Artesanía tiene la responsabilidad de fomentar la cooperación entre autoridades locales, sector privado y comunidades, garantizando infraestructura adecuada, promoción internacional y programas de formación en hospitalidad, artesanía y emprendimiento.
Diplomacia cultural y proyección internacional de Irán
La inclusión de estas aldeas también actúa como un instrumento de diplomacia cultural. A través de ellas, Irán se presenta al mundo como una nación rica en civilización, ética y belleza rural, más allá de sus grandes ciudades.
El contacto directo entre turistas extranjeros y comunidades locales se convierte en el mejor medio para mostrar el verdadero rostro de Irán, sin intermediarios ni traducciones: una hospitalidad auténtica y un profundo respeto por la naturaleza.
De cara al futuro, el país planea expandir este modelo de destinos inteligentes hacia otras regiones, desde los desiertos del este hasta las aldeas montañosas del oeste. Con planificación científica, participación comunitaria y políticas sostenibles, Irán puede integrarse plenamente en la red global del turismo rural.
El caso de Soheili, Kandolus y Shafiabad demuestra que el desarrollo turístico puede surgir desde dentro de las comunidades, generando crecimiento económico, conservación ambiental y orgullo cultural. Estas aldeas son el comienzo de una nueva era para el turismo iraní: un viaje que parte del alma de sus pueblos hacia los sueños del mundo.